Bar Gonzalo

Nos ha encantado este restaurante. Es un local acogedor, pequeño pero luminoso y agradable. Nos atendieron estupendamente y nos recomendaron muy bien. Probamos las puntillas, buenísimas y con una fritura muy rica, la ensalada de tomate y camarón, que venía con un aliño original y muy bueno, una tapa de albóndigas de choco con patatas fritas y para terminar la flor de alcachofa con yema de huevo marinada, una tapa muy original! De postre nos recomendaron la tarta imperial con almendras y helado de pasas, ligero y muy rico. En fin, sitio al que ir en el puerto sin duda

Regulinchi. Me lo habían recomendado pero al llegar el sitio es algo pequeño, si te pones en alguna de las mesas de afuera te atenderán muy tarde y si encuentras sitio dentro estarán algo mas pendientes. La comida algo escasa, regular cocinada, se salva la fritada de Gambas de cristal que nos comimos. La única que vale que está adentro y está pendiente de todo es una mujer porque el chico se despista mucho.

Fuimos dos personas. El bar es pequeño y habia una persona para el servicio, pero el resultado es optimo. Platos fuera de carta baratos y espectaculares, la calidad prima, el precio es justo y todo se elabora en el momento, por eso tardan mas, merece la pena 100%, repetiremos. Mención especial el tomate de huerta y la caballa.

Nos atendió Ana, muy maja y servicial. El bar es pequeño, con muy pocas mesas. Nosotros no tuvimos problemas para comer dentro. Los boquerones en adobo están espectaculares. El tataki de atún muy rico y la carrillera se deshacía en la boca. De postre tomamos leche frita con helado de vainilla, muy buena. Sin duda volveremos.

Bar de toda la vida donde comer pescado frito y fresco . Ahora en manos de gente nueva y joven con lo cual siguen ofreciéndonos esa calidad más ese toque nuevo y sofisticado a la vez que gustoso. Personal muy agradable. Gracias