Bodega del Parmigiano

Fuimos a cenar una noche de Sábado y a pesar de ser Agosto no estaba muy lleno, el ambiente es tranquilo y agradable, luego la comida se notaba que era casera y estaba riquísima. Recomiendo la pizza "La fresca" ya que sin gustarme el pesto ni la mortadela me dejó con la boca hecha agua. Nos atendió Annalisa, que fue muy agradable y atenta a pesar de que íbamos con un niño pequeño un poco llorón. Enhorabuena a todo el equipo de este restaurante. Volveremos seguro.

Para 4 personas compartimos: - Pinsa La Fresca: tomate, mozzarella, mozzarella de bufala, tomate cherry y pesto. - Pinsa Bianca: mozzarella de bufala DOP, scarmoza ahumada, jamón cocido y albahaca. - Pinsa La Golosa: tomate, mortadella DOP, burrata, pesto y albahaca. PLATO ESTRELLA (opinión personal) ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ - Pasta Carbonara: espagueti con huevo, Pecorino DOP queso, guanciale DOP y pimienta negra (al principio nos comentaron que para el día sólo habría la opción de macarrones y no de espagueti, lo que no nos supuso ningún problema). Pinsas deliciosas (primera vez que las pruebo y son de una masa muy ligera con los bordes crujientes!). Ingredientes muy frescos, destacando el pesto que me encantó y la albahaca que le dio un toque muy bueno. La carbonara hecha con pasta casera tenía un sabor auténtico lleno de cremosidad y el queso le daba un gusto fuerte pero sin llegar a empalagar. De postre se pidió un tiramisú casero muy rico, y el café muy bueno también! Fuimos muy bien atendidos por Annalisa y el servicio fue muy rápido. Se agradeció que nos llevaran los platos poco a poco y no todos a la vez, ya que estábamos compartiendo al centro de la mesa. También me gusta el hecho de que sea pet friendly☺️. Para repetir!

Era la primera vez que veníamos, la pasta exquisita, la mejor que hemos comido, la atención genial por parte de Annalisa. La pasta carbonara lo mejor! Repetiremos sin duda

Estuvimos la noche a la que se refieren las personas con niños que se quejan de la actitud del establecimiento, y no podemos más que APLAUDIR la decisión de La Bodega del Parmigiano. Los niños empezaron a molestar desde antes de entrar, apagando las luces del local entero y gritando muchísimo en la puerta. Cuando entraron, el festival de chillidos agudos, gritos y berridos era HORRIBLE. Ni siquiera en el baño con la puerta cerrada podías dejar de escucharlos. Creo importante hablar de esta situación primero porque me parece injusto. Molestaba a todos los que fuimos ahí a cenar y a intentar disfrutar de la comida y la velada, y parece que solo los padres no se daban cuenta de las caras de disgusto y la molestia que generaba ese griterío. Era como estar en un Chiquipark en lugar de un restaurante italiano. Son niños, sí, y no es fácil, pero aquí ya depende más de lo mucho que los padres consideren que los demás debemos aguantar a su prole, y un padre debe también ser consciente de cuándo sus hijos están molestando e importunando de más y considerar sacarlos fuera hasta que estén más tranquilos, que es lo que se ha hecho con los niños toda la vida. El ponerse aquí a dejar reseñas negativas como si esto fuese un foro o un chat de WhatsApp para "contestar" a los que estuvimos ahí y estamos de acuerdo con la decisión está fuera de lugar, y más aún sugerir una amistad solo porque no se está de acuerdo ni se quiere aceptar lo que todos menos ellos opinamos. Hay que saber aceptar estas cosas y no picarse, porque estaban molestando a TODO. EL. LOCAL y ellos tomaron la mejor decisión para con todos los que estábamos ahí y sus empleados, que no tienen por qué estar soportando esos chillidos turno sí y turno también. Antes de ellos hubo otro grupo con niños berreando, y es que veo totalmente lógico y normal que dijeran "basta". No hace falta poner un cartel de "solo adultos", sino que confíen en que los padres hagan lo correcto para que sus hijos molesten lo mínimo posible. Y cuando no, pues que tomen la medida oportuna (lo que hicieron). Vamos todos los veranos y es que es un sitio que no decepciona, tanto por servicio, siempre de 10, como por la comida, con unas pinsas increíbles. Además es que tienen un menú sin gluten y sin lactosa, para quien lo necesite (en la foto se puede ver una pinsa Parma normal y una Parma -la redonda- sin gluten ni lactosa), y se agradecen mucho las alternativas. La pasta sin gluten y lactosa carbonara estaba también bastante rica, muy parecida a la normal. Quizá un pelín salada, pero nada dramático. Cuando les comentamos la situación alimentaria, se portaron fenomenal y dieron facilidades. Annalisa y al resto del staff: muchas gracias por la velada y la valentía de pedir un respeto al resto de comensales :)

El auténtico sabor italiano, la pasta fresca magnífica y las pizzas espectaculares La atención de Annalisa súper atenta y muy profesional