ReComiendo

Un 10 para todas las sensaciones. Desde que entras te sientes especial, la información de todo el personal acerca de la experiencia que vas a vivir es absolutamente didáctica e inmersiva . Los tiempos entre pases son perfectos. Te sientes mimado constantemente. La explosión de sabores en el paladar es alucinante. Trabajan mucho con trampantojos jugando con los sentidos, la memoria y la percepción. Me encanto la propuesta que tienen de aceites de oliva para degustar.

Una experiencia que hay que probar. De la comida sólo diré que es excepcional y abundante, ya que no quiero desvelar nada, hay que probarlo. El personal es muy amable, haciendo que la experiencia sea muy grata. El Chef acude a cada una de las mesas, detalle muy de agradecer. Las instalaciones van acorde a la comida y el personal, excepcional!!! Vale la pena cada euro que vale.

Cada plato era increíble,Una explosión de sabores fascinantes en cada bocado,combinación de frío y calor,texturas…y todo sorprendente. El personal muy amable y muy atento,uno de ellos le preguntamos sobre los distintos tipos de panes y su elaboración y a sommelier sobre vinos,con ambos tuvimos una conversación muy agradable que te hacía sentir bien ya que entendían perfectamente de todo. El chef nos hizo unos platos en persona que nos gustó mucho. A la hora de ir al baño me abrieron la puerta. Recomendable al 100% y por supuesto volveremos!!

Una experiencia totalmente recomendable. El uso que hacen de los productos de cercanía da sentido a todas sus creaciones. El personal super amable y atento. El menú degustación es muy amplio. La vajilla una locura de bonita. Recomendable totalmente.

Pedimos el menú ReComiendo 24.4 para comer y fue, sin duda, una maravilla. Los entrantes en el recibidor del restaurante fueron todos espectaculares: la “croqueta”, arepa de serranito, “huevos con patatas y chorizo” y la oreo de foie, empezábamos muy fuerte con el menú. En la barra, el pastel cordobés con sardina y la sangría, deliciosos. Siguiendo en el salón, los tres panes, los aceites y la mantequilla muy buenos ( pero no os vengáis arriba y os los terminéis todo, que el menú es largo y si no acabaréis “a reventar” como nosotros). La mazamorra con varios “toppings” muy original, la gamba blanca en pepitoria riquísima, la rosada en adobo sabrosa y fresca, la presa con foie brutal y el plato con vaca y pollo en varias texturas una locura. La selección de quesos todos muy muy buenos. Y el prepostre y postre (sobre todo el postre) exquisitos. Cerrando con “de oca a oca”, para la que ya a penas teníamos hueco, pero aún así disfrutamos mucho. Fue una experiencia de alta gastronomía en toda regla de la que disfrutamos mucho.