Santa Monica Restaurant Correo Viejo

Fuimos a comer un Martes. El sitio está muy cuidado y los camareros eran muy amables. Optamos por coger unas tapas para dos. Tapa chipirones donde te ponen 3, 2 de ellos nos salieron con la pluma. No hay nada peor que comerte un chipirón sin limpiar, es desagradable. El tamaño de los chipirones son minúsculos igual que un dedo meñique. 4 trozos de Tataki de atún estaba bueno de sabor pero no estaba tierno. 2 Albóndigas en salsa de almendras estaban muy buenas. Creo que son precios un poco excesivos para la cantidad que ponen. Entiendo que está en plena zona turística pero almenos las cantidades se pueden mejorar. Lo único que creemos que fue un fallo fue que al ver la cuenta te ponen una canasta con un mollete de pan y regañas y te lo cobran sin preguntar si quieres pan. No te lo ofrecen. Te lo ponen y te lo cobran.

Muy majos y todo el rollo… pero 20€ una jarra de cerveza san Miguel? Por favor ubíquense, pongo foto de la jarra para que veáis el tamaño. Jarra normal y corriente que en todos lado cuesta de 7 a 10€. Un completo despropósito.

El servicio que recibimos, lamentable por no decir penoso. Una camarera que ni nos miraba al hablarnos, respondía con sequedad y a modo de burla. Le pedí un vaso de agua y me dijo que no me lo iba a dar y siguió a lo suyo mirando la tablet. Las bebidas más amargas y asquerosas que chupar una suela de zapato. Y sin avisarnos con antelación ni nada nos trajeron la cuenta y nos echaron para que pudieran sentarse turistas. No se si este trato por parte de la camarera se debe a que no eramos turistas y por eso no le interesaba tanto atendernos, pero dejó bastante que desear. No volveré a pisar más ese establecimiento

Si no tienes hambre, este restaurante es perfecto. Éramos 7 comiendo la noche de la final. Pedimos tres cervezas, una tónica y tres zumos de piña. Sobre las bebidas, nada que decir, valieron la pena sus precios (justifica la estrella única en la reseña). Este no es el caso de las tapas, donde buscas la comida en el plato. Con tres patatas, y unos miserables calamares, todo ello evidentemente pagado a un precio elevado. Al principio pensamos que era una broma cuando nos sirvieron esto. Después de comprobarlo, efectivamente habíamos pagado 25 € por sus malas piezas. Servicio a reseñar, más interesados en coquetear con las chicas inglesas que tenemos detrás que en hacer correctamente su trabajo. Al final nos vamos con el estómago vacío, y con 48€ menos (también podríamos llevarnos bocadillos). Estamos decepcionados y no recomendamos ir a este restaurante si quieres mantener viva tu cuenta bancaria y satisfacer tu estómago. A huir !!!!

Fuimos unos amigos y yo para estar de tranquilos en la tarde, la camarera no quiso darle un vaso de agua a uno de ellos, luego nos contestaba muy borde y al rato nos atendía sin ganas… lo que bebimos tampoco estaba decente. Luego la oímos decir palabrotas al aire sin hablarle a nadie en particular. Un poco de respeto al cliente es lo que esperábamos, no un trato tan pasota e incómodo. Así no dan ganas de volver.