Mesón El Copo

La verdad es que la comida estaba muy buena, lo único a poner pega ha sido la tosta de cristal de atún con alga que estaba para mi gusto demasiada marinada, le mataba el gusto al atún. Precio por persona 60€.

Estuvimos cenando allí. Hay que decir que el servicio impecable, incluso el cocinero vino a saludarnos. La comida platos exquisitos, si tengo que poner una pega, puedo decir que los platos que llevaban atún rojo estaban demasiado marinados y prácticamente no se percibía el sabor del atún. Pedimos una centolla toda limpia y metida con las huevas dentro que estuvo bastante buena, el paté de rape exquisito, pedimos un espeto y nos sorprendió lo pequeñas que eran las sardinas prácticamente babys, la tosta de atún rojo con fondo de algas floja de sabor el atún, chanquetes frescos, tartar de atún rojo muy marinado para mi gusto, croquetas de centollo con fondo de nécoras, el vino de primera, pedimos un albariño terras Gaudas super recomendado y recalcar que el servicio estupendo de primera calidad, el ambiente genial sin saturación en general le doy un 9.

Muy buena calidad, servicio muy bueno, combinación de sabores muy acertados y se nota el sabor marinero, muy autentico y un lugar acertado para ir. Tiene un toque de decoración con fruta en cada plato.

Escondido pero muy recomendable. Así es El copo, y su comandante don Manuel. Ensalada con lo justo y exquisita. Unas almejas al natural muy fresca. Buey de mar al señorito. Ven tres categorías de atún magnífica. Torrijas con helado del mismo sabor. Un lugar escondido pero acogedor, ya lo tengo señalado con exigente en toda su carta, muy limpio, atento, Bravo por la gestión. Volveremos.

Estafada con amabilidad (me sentí). De entrada: croquetón de centollo sobre salsa de nécoras (2,6€), que era una croqueta de tamaño normal, que no sabía a centollo y sobre una salsa de harina prácticamente; y tortas de algas (2,2€): dos pequeñas, muy pequeñas, tortitas casi transparentes; estaban mejor, pues al menos le encontraban el sabor a camarones. Tartar de atún rojo (22€): juzguen ustedes mismo el tamaño por las fotos (no levantaba ni 2 cm del plato). En cuanto al sabor, no hay misterio, era atún rojo, si no está bueno, apaga y cierra. Revuelto de setas, ortiga, erizos y más cosas (15€), que hacía gigante al tartar: una torta de aceite Inés Rosales (30gr) a la que le habían puesto poco más de una cucharada de algo verde fluorescente en el centro. Fíjense que la torta cerrada no abulta, para que se hagan una idea. Y para colmo, a ese poquito de “algo” en el medio, aún le estamos buscando sabor a ortigas o a erizos o a algo de mar (que mira que es difícil que no sepa a nada con esos ingredientes!!!). Le eché un poco de sal a ver si le levantaba algo el sabor (nada). Total, y 15€!!! de vergüenza!! A una mesa que le hizo algún comentario a la señora al ver la ridiculez del plato (te quedas en shock cuando lo ves!), ella le explicó que era una delicatessen que debía comerse todo junto porque el sabor de la torta iba muy bien con el resto……………….nada más lejos de la realidad. Cuando la señora vino a recogernos el plato, vio la torta entera (menos el trocito para probarla y poder juzgar) no se dignó a comentar nada ni a preguntar por qué nos lo habíamos dejado (detalle que se espera de un restaurante que dice tener cierto nivel). Supongo que no seríamos los primeros que se la dejan. El/la de los “inventos” debería probarlos antes de venderlos. Además, por si era poco, nos pusieron una rebanadita de pan a cada uno (1,95€/p.p), el cual, al estar sin terminar de hacer, estaba salado como el solo (aunque hay que decir que mejor que el revuelto y más cuando hay hambre!!, algo había que comer). Algunas mesas les pidieron que se lo cambiaran. No era la primera oportunidad que le dábamos y desafortunadamente, el mismo fracaso que las anteriores. Lo mismo dentro de otros 4 años, volvemos a ser masoquista y lo volvemos a intentar.